La mansión de los Pampín (Miguelanxo Prado) es un cómic perfecto para leer en el baño. Tiene una duración correcta, un peso adecuado, papel resistente y tapa a prueba de gotas. Además, el costumbrismo de clase media quieroynopuedo es mucho más divertido que las etiquetas del gel de baño o del champú.
El bueno de Indalecio Pampín y la inaguantable Concha son un matrimonio convencional de los de antes, cuya vida está a punto de cambiar al heredar, de su tía Isolina, ni más ni menos que la mansión de los Pampín. A partir de ese momento, en un ir y venir de sucesos fortuitos o no tanto, los Pampín se las tendrán que ver con las absurdas e incomprensibles normas de urbanismo y con la esperpéntica situación inmobiliaria actual, para alcanzar sus aspiraciones de clase.
Una crítica amable a la situación urbanística en España y un retrato genial de la familia española de clase media.
Una historia muy entretenida que gustará incluso a quienes no leen cómics habitualmente.
Le doy cuatro váteres, porque el tamaño del álbum no es del todo manejable para según qué menesteres.
Defecalificación:
Cavernícola dice
Conclusión: está que te cagas.
¡Nos hemos levantao escatológicos, eh!
Prado, ay, qué tiempos aquellos… ¿Sigue haciendo CF?, ¿alguna vez?
Lux Aeterna dice
Qué provocadora 🙂 Miguelanxo es digno del salón y del recibidor, no me seas como el Roca marbellí. Vaya, no me había dado cuenta de la ambigüedad de ese último apellido hasta leer esta entrada.
Iru dice
Cavernícola, yo es que soy víctima del peristaltismo galopante, así que aprovecho mi tiempo como puedo. ¿Cómo te crees que me saqué la carrera? 😛 ¡Un besico!
Lux Aeterna, ¡ya te echaba de menos! Con lo chungo que está el mercado inmobiliario puedo prescindir del salón y del recibidor, pero del baño… Y lo bonito que queda el reflejo de los azulejos en las tapas de los cómics… ¡Soy una esteta! 😀
Xcar dice
Pues yo he leído de todo en el cagadero: desde Superlópez a Faulkner. Y hay que reconocer que es el mejor sitio para leer según qué tebeos.
Cavernícola dice
En mi antigua web tenía un texto cojonudo de Henry Miller sobre la lectura en el retrete. En serio. :-)) Si a alguien le interesa se lo puedo pasar por e-mail. Mola bastante, de verdad.