Este sábado 7 de Julio, para los alérgicos a los bóvidos que se pierdan los sanfermines o las fiestas del torico de Teruel, celebramos una fiesta malavidera en pleno centro de Zaragoza. Habrá birras, papeo variado (tortilla, ganchitos y alta cocina en general) y tebeicos gratis. Eso sí, el que quiera cocacolas, como diría el gran caricaturista Javi Metal con esa voz de cazalla que gasta, que se las pague. El santo y seña para beber y zampar de gorra es: Conozco a Marcos J. Wander. Si no lo conocéis, tranquilos, que también bebéis de gratis.
¡Allí os esperamos a todos! ¡Cuántos más seamos, mejor lo pasaremos!
Plumilla desbocada
Llevo una semana leyendo y releyendo Solo, de Darwyn Cooke a ver si se me pega algo. La verdad es que no se me pega un carajo y cada vez me tienta más la idea de convertirme en una psicótica fans fatal e ir de salón en salón toquiteando a los autores, a ver si la imposición de manos funciona mejor que la simple, prudente y alejada lectura. Barcelona, Angouleme, San Diego, Caspe… Ningún autor escapará a mi vampírica palpación. Y es que en mis ensoñaciones soy una tía decidida, agresiva y peligrosa, como las mujeres de Solo o Catwoman, que agarraría a Cooke por el cuello y le sacaría uno a uno, «-Canta Cooke, canta, no me hagas perder el tiempo» todos sus secretos comiquiles y el por qué tiene cuatro estilos de dibujo tan geniales y definidos cuando yo no tengo ninguno. ¡Qué cabrón!
Mientras ese fantástico alter ego mío, de piernas más largas y trasero bastante menos generoso hace de las suyas, yo hago de las mías ¡y qué mías! tratando de entintar sobre un papel satinado, en el que la tinta nunca acaba de secarse y en el que la plumilla corre desbocada, manejándome a mí más que yo a ella.
¡Buen día a todos!
El qué dirán
Leyendo algunos cómics eslaisoflaif, como los de Joe Matt o Phoebe Gloeckner, que airean toda clase de intimidades, complejos, filias, fobias, y que no dejan familiar, novio, amante o amigo con cabeza, me pregunto si yo sería capaz de hacer algo parecido.
Me imagino en primer lugar, desheredada, con mi familia y amigos corriéndome a gorrazos; luego, dando explicaciones a aquel noviete fimótico que tuve; huyendo de ése otro que era levantador de pesas; y por último, en el paro, con una carta de defenestración en lugar de recomendación.
Admiro la facultad que tienen algunos autores de ignorar al resto de mundo y pasarse los convencionalismos y el qué dirán por el forro de los cojones. No sé si estos autores poseen una asombrosa capacidad de autocrítica, una falta absoluta de vergüenza, están hasta las pelotas de todo, o un poco de las tres cosas.
Gracias, Dioni, por este espectacular cuadro (más aquí) que colgaré en el salón y que, para mi orgullo, ya ha suscitado unos cuantos «qué dirán». Se titula «No hay dos sin tres» y no sé que veréis vosotros, pero es… euh…, un bodegón.
¡Buen día a todos!
Un año después
Si ayer era yo la que daba un paso hacia una ¡argh! edad respetable, hoy le toca el turno a este bloff, treinta años y un día más joven que yo.
Nunca pensé que En blanco duraría más allá de un par de meses y una docena de entradas. No por mí, ¡ojalá fuera una contumaz bloffera!, sino por mi naturaleza geminiana volátil, voluble e inconstante, que aquella escritora, seguramente acuario, reflejó en su murrioso libro de horóscopos. Un bestseller entre los acuarios. Seguro.
En un principio sólo prentendía hablar sobre cómics. Esmeradas y sesudas reseñas poblaban mi imaginación. Que temblase el mundo del cómic porque En blanco iba a ser la leche, mucho mejor que El trullo de corchopán (como lo llama Inane anonimo) o mejor aún, que lo que hacían aquellos recien llegados en julio, Sobrecómics o Enloscómics o como quisiera que se llamasen.
Con lo que no contaba era con mi falta de amenismo o sesudismo reseñando cualquier cosa, ni con aquel concurso de frikis en mallas que me encandiló todo el verano, ni con un sinfín de salones memorables, ni con el rollo eslaisoflaif que me tira tanto, ni con ese descubrimiento que fueron para mí los superhéroes y que me traen por el camino de la amargura.
Lo que tampoco imaginaba era que iba a encontrarme con un montón de personas estupendas que siempre tienen una palabra amable, una crítica constructiva, o un acertado consejo. Xcar, Berni y malavideros varios, el animoso Inane anónimo, la femme fatale de la tontosfera, el sabio ¡y guapo! doctor en tebeos, el Robert Crumb español, el sesudo crítico de grapas, el porno-pintor malavidero, el polemista que es el amo de la pista, el amante de las cosas y los pantanos, el aguerrido editor principiante, el sonriente y alentador Latro, el erudito Mortadelón, el incondicional ZalayA, el insigne Fresus, Burbu y sus… eeeh… pectorales, la impaciente Lois, Chewi, el talentoso Javier Aranda, Dreebo, la pelirroja Pum, EmeA, Jorge Bonet, la rockera Carol Galais, Queco, Foronda, Chacaaaaaaaaaal, Xavify, Aza, Diego Moreno, el hombre gris, un estalentao maño y muchos más amigos que me dejo, siempre habéis puesto el granito de arena que necesitaba para superar la inseguridad y la indecisión de mi naturaleza geminiana, que no tiene sino virtudes como podéis constatar.
En fin, que con vosotros, me ha tocado el premio gordo.
Muchas gracias y ¡buen día a todos!
Please, please, please, let me get what I want
Era una papelería grande, de esas que se autodenominan hiperpapelerías, en contraposición a las antiguas donde lo mismo venden bolígrafos y chicles que recargan la tarjeta del autobús. Esperaban para pagar una señora muy pija y su hija. La niña, con gruesas gafas y generosos carrillos, abrazaba una mochila roja y negra de esas modernas con ruedas que se arrastran como si fueran maletas.
-¿Pero no te gusta más la de flores que es de marca? – preguntaba su madre señalando unas mochilas horteras, recargadas y espantosas.
La niña callaba obstinada.
-Pero no te das cuenta, hija, ¡de que ésa es de chico!
La niña seguía negando con la cabeza mientras su madre insistía:
-¡Vas a estar mucho más guapa con la rosa! ¡O hasta con la verde!
Figúrate, hasta con la verde.
En la cara de la niña apareció esa expresión que conozco tan bien, esa mueca de cansancio, de capitulación, de vale, lo que tú digas pero déjame. Sólo fueron unos segundos antes de que agarrase con más fuerza que antes la mochila. La señora pija puso los ojos en blanco, bufó, se quejó amargamente a la vendedora, pagó y salió de la tienda con su hija, que arrastraba, con una sonrisa de oreja a oreja, su nueva mochila de Spiderman.
¡Buen día a todos!
Ruina del metal
Daroca es una ciudad medieval de calles angostas y empinadas, cuna del estupendo Moratha y de su peculiar creación: Mariano, el porrero medieval. Es raro caminar por Daroca sin tropezarse con niños y mayores vestidos con la camiseta de Mariano. Por lo visto, también es raro que no llueva durante las fiestas del Corpus. Este año, que tocaban Los Gandules y yo estaba dispuesta a convertirme en la reina del metal, jevi entre las jevis, llovió a mares. Por la calle mayor bajaba una riada de agua infranqueable y Los Gandules, ante semejante panorama, no tocaron. Yo, mojada como un pollo, con la muñequera de tachuelas de Xcar, las fafas de pasta, los pantalones arremangados, y mis andares linamorganescos, fui más bien la ruina del metal.
Ya lo decían los jevis de pro, el metal corre por mis venas, sí, pero como horchata. Y así no hay manera.
¡Buen día a todos!
¿Me echáis una mano?
Una vez leí un libro de horóscopos en el que prácticamente aseguraban que los géminis éramos la semilla de satán. Los acuario, sin embargo, eran la leche. No veáis cómo se reía la acuario que me lo regaló. Decían que los géminis somos, entre otras cosas, muy indecisos. Yo, además de indecisa, tengo muchas de las virtudes que señalaba el libro. Y encima, no me aclaro.
Andaba ayer haciendo pruebas con el photoshop para colorear las páginas del nuevo Malavida, que como siempre entregaré la última. Como son las primeras páginas que entrego a todo color no tenía, ni tengo, muy claro cómo hacerlo. Quería, ¡ilusa de mí!, emular a Clowes o a Carlos Vermut. Había preparado en el archivo varias capas, a saber: una la mar de colorida, otra con tonos más apagados y otra que parecía un entierro de tercera. Pedí consejo a unos compañeros y les mostré alternativamente cada amago de color:
-¿Con cuál os quedaríais?
– A ver, vuelve a poner la tercera. – A ver ahora la otra. -A ver otra vez la segunda.
Aunque en el puñetero libro de los horóscopos explicaban que «afortunadamente los géminis son habilidosos», no es mi caso; así que tanto mostrar-ocultar capa terminé sobreponiendo todos los colores y el resultado fue… inesperado.
-¡Ése! – exclamaron mis compañeros señalando el nuevo coloreado.
-¡Pero si esto es un error!
-¡Pues el error es el que mejor queda!
Hay que joderse. El error.
¿Me echáis un cable? ¿Con cuál os quedaríais? ¿Con la que estaba haciendo adrede (izquierda) o con el error (derecha)? Dejando de un lado, claro está, mis limitaciones de aficionada, las perspectivas imposibles, ese dinamismo tan, eh, dinámico…
¡Buen día a todos y gracias!
Viejas y jubilados
Iba a hablar de Novia por correo, de Mark Kalesniko, un cómic sobre lo fetichistas y guarreras que son algunos con las mozas orientales, las colegialas japonesas y los trajes de chinorris. Sin embargo, mi particular fetichismo, es decir, dibujar jubilados y viejas con las tetas pellejeras, me ha tenido ocupada todo el fin de semana. Entintar sin clavarse plumillas, sin hacer malabares con los plumines, sin derramar el tintero y, en definitiva, sin montar un zancocho, no es entintar ni nada. Lo malo es quitar la tinta china de la mesa, del escaner y de las gafas nuevas. Unas fafas con las que me veo como una pieza de tente con patas o, ahora, como uno de los Toy Dolls.
-¿De los cuálos? -De losssss Toy Dollsssss- decía Kalitos borracho, mientras levantaba el dedo amenazante como solo él sabe hacer. Y es que yo no sabía qué pintas tenían. De los Toy Dolls. Qué cabrón.
Starman: los pecados del padre
Pocos de nosotros querríamos ser superhéroes en la vida real. Lo de volar, ser invisible, o tener super fuerza debe resultar muy molón, pero ¡ay! ¿y lo de arriesgar tu vida cada dos por tres, el espíritu de sacrificio, o aquello de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad? Esto implica sacrificios como no odiar a las viejas o a los que huelen mal en el autobús, o salvarle la vida a ese jefe cabrón que no te sube el ipc desde ni se sabe, cuando lo que de verdad te apetecería es defenestrarlo. Ufff. Es decir, que un gran poder conlleva, aparte de una gran responsabilidad, una amargura muy grande. Además en la vida real los puñetazos duelen, una patada en la cara puede dejarte sin piños, y una caída al agua desde cincuenta metros, como poco, pica.
Y si ya ser superhéroe motu proprio es un coñazo tremendo, el colmo es que nos obliguen nuestros padres.
Los padres siempre esperan que sus hijos seamos mejores que ellos, y que, en definitiva, seamos lo que ellos no han podido ser. -«Estudia hijo, tú que puedes». Este deseo, en abstracto, es natural y comprensible. El problema viene cuando ponen nombre a «lo mejor para nosotros», y se empecinan en que «lo mejor para nosotros» es que seamos jueces, notarios, inspectores de hacienda, médicos, ingenieros… o superhéroes. Qué poco piensan en barrenderos, operarios de cadena, taquilleros del metro… o en propietarios de tienda de cosas viejas.
Jack Knight lo lleva crudo. No sólo tiene una tienda de cosas viejas, sino que su padre está empeñado en que sea un superhéroe. Y es que el viejo Ted Knight, como Starman, ha protegido Opal City durante muchos años y ahora es un jubilado más con demasiado tiempo libre, deseoso de que alguno de sus hijos continue el legado superheroico. Un marrón, vaya. Cuando David Knight, el hijo con aspiraciones superheroicas que todo padre querría pero algo gilipollicas, toma el relevo, Jack respira aliviado. Sobre todo por no llevar esa mierda de traje. Por desgracia para Jack, su hermano dura como superhéroe tres páginas y será el propio Jack quien continúe el legado de Starman.
Después de leer todo lo publicado en español, Starman tiene una nueva y esforzada lectora. Digo esforzada porque el inglés no es lo mío y no hay series en versión original ni englishtraining que valgan.
Me declaré fans de Wally West en su momento, por ser un tipo del pueblo. Pero me gusta mucho más el tipo de héroe que es Jack Knight, oscuro, indeciso, extravagante, independiente, hasta los cojones de su familia, con ganas de tirar la toalla constantemente, e incapaz de distinguir si es Starman porque quiere, porque su padre le obliga o porque alguien tiene que serlo. Un Starman que, luchando contra los malos, descubrirá que a pesar de que su familia no le gusta, les quiere. -¡Puede que mi hermano no me gustara…! ¡Pero le quería!
Una historia que a muchos nos suena.
¡Buen día a todos!
Otro día de memos
Hace unos días, Fresus me endiñó un meme. Un meme es como el polígrafo, un invento del demonio para airear vergüenzas. Se trata de responder unas preguntas de la forma más salerosa posible y aparentar ser, dado que el meme en esta ocasión es artístico, un artista. Afortunadamente los memes no traen aparejado lo de «Si no envías el meme a cinco personas, perderás todos tus tebeos en un incendio excepto los de Masamune Shirow. Los chungos». Como no hay amenaza, me salto la parte del endose.
1. Muestra en un JPG de 400 x 300 píxeles parte de un proyecto inconcluso que te mueres por terminar.
Más que morirme por terminarlo, lo que ocurre es que me moriré antes de hacerlo. Durante la carrera me entró el gusanillo de dibujar. Derecho Penal aún resultaba entretenido, entre los homicidas, asesinos y las teorías del gen delincuente que nos espeluznaban a todos; pero las clases de Civil eran un tueste inimaginable, así que aprovechaba para leer tiras cómicas. En un momento de escasa lucidez, se me ocurrió perpetrar mis propias tiras cómicas o mas bien trágicas, protagonizadas por un pato resabiado llamado Platón cuyas desventuras en tres viñetas no me divertían ni a mí.
2. Nombra a tres artistas gráficos que te hayan influido notablemente en algún momento de tu vida.
Bill Watterson. ¿Qué cojones hago yo estudiando esta mierda? Eso era lo que me preguntaba mientras leía a hurtadillas las tiras de Calvin y Hobbes. ¡Qué vitalidad, qué alegría de vivir, qué coñazo era Derecho! Inspirada por Calvin y por Shoe, de Jeff McNelly, probé suerte con las tiras cómicas, descubriendo que el humor gráfico, como tantas otras cosas, no es lo mío. Tras un breve escarceo con el *carraspeo* *carraspeo* manga, decidí que era mejor lectora que dibujanta, y no volví a tocar un lápiz hasta que, años más tarde, me encontré con XCar de Malavida en la puerta de una iglesia. Por supuesto, he reincidido en el humor gráfico.
Robert Crumb. No sabía quién era ese señor hasta que un mozo al que quería impresionar me dijo que le gustaba Robert Crumb. – Oh sí, Robert Crumb. Está muy bien. Es un fénomeno- dije sin tener ni puñetera idea de quién era. Al día siguiente compré El gato Fritz y Mis problemas con las mujeres. ¡Qué cabrón Robert Crumb! Cómo dibuja, cómo entinta, cómo trama, cómo toca la bandurria.
Ahora a quien querría impresionar sería a él.
Charles Burns. Una noche soñé que nos casábamos. Es mi primer matrimonio, así que creo que ha influido notablemente en mi vida.
3. Describe brevemente tu forma habitual o método de trabajo.
Me siento delante de la hoja, la miro como la profesional que no soy, resoplo, me levanto a por un café; me vuelvo a sentar, remiro la página, resoplo de nuevo; me levanto a beber agua, me siento, resoplo; me levanto, me siento, resoplo… Así media docena de veces hasta que por fin me decido a coger la plumilla o el lápiz. Si lo que toca es entintar aún resoplo unas cuantas veces más.
4. Un truco, técnica o secreto profesional que puedas compartir aquí.
¿Truco? ¿Qué truco? ¡Si supiera alguno no haría las cosas así!
5. ¿Cuál es tu problema con el ordenador?
Lo que tengo es una suerte inmensa de que haya ordenadores para remediar mis zancochos…
6. Menciona y linkea a tres sitios o blogs que todo colega debería visitar.
¿Sólo tres? ¿Veis como este meme está hecho por alguien que pretende sembrar la discordia entre los comiqueros de las tontosfera?
Lo dicho, un invento infernal.
¡Buen día a todos!