Como lo oís, avezados lectores comiqueros, las pulseritas del Saló de Barcelona están hechas de adamantium (o más). Os preguntábais por qué el stand del Saló de Barcelona es tan caro, si no ponen sillas, ni mesas, ni criados con pay-pay, ni botellica de viñasdelvero. Teníamos la respuesta delante de nuestras narices, concretamente en nuestras muñecas. Las pulseritas, hechas de un material virtualmente indestructible, se llevan todo el presupuesto.
En un experimento arriesgado y peligroso a la par que ridiculizante, voy a ver cuánto aguanto con la dichosa pulserita de expositor-pagador. Ahí dejo mi muñeca con el diario del martes, 18 de Julio.
Vagancia suma, delirios de calor, ya sabéis. ¡Buen día a todos!