La filmoteca, de vez en cuando, nos da una alegría a los aficionados a la ciencia ficción y películas bizarras en general. El año pasado nos deleitaron con un ciclo de películas de la Hammer, seguido de otro de ciencia ficción mexicana con sus cohetes derrapando en el espacio, cachondas en bañador, luchadores enmascarados, momias aztecas y rancheras.
Durante agosto tendrá lugar un nuevo ciclo de ciencia ficción en la filmoteca de Zaragoza.
Ayer proyectaron El hombre del planeta X (The man from Planet X) una película de 1951, dirigida por Edgar G. Ulmer y rodada en seis días reutilizando los decorados de Juana de Arco. Es una película inocentona, algo lineal y con un toque de cine negro.
El planeta X se aproxima ominosamente a la tierra y el punto de encuentro más cercano será una remota isla escocesa. Un periodista americano, el Profesor Elliot, su hija y el ambicioso doctor Mears aguardan allí el acercamiento de este planeta. En los páramos próximos cae una nave espacial con un inesperado viajero interestelar. Se trata de un habitante del Planeta X, acartonado, inexpresivo, con cara de pescado hervido y andares de hombre de hojalata. Su planeta está muriendo helado, pero gracias a su avanzada tecnología, han logrado desviarlo de su órbita y acercarlo a la tierra, donden tienen intención de trasladarse.
El extraterrestre, inicialmente amistoso, es coaccionado por el doctor Mears (que pintaba mal desde el principio) para su propio beneficio. Este Jack Bauer extraterrestre, preparará la invasión de la tierra por su cuenta, con la ayuda de unos inútiles rayos que obligan a los humanos a obedecer. En cualquier caso, el ejército británico acaba con la amenaza extraterrestre, el planeta derrapa y se va por donde venía.
Al final, se plantea la duda de si el hombre del planeta X era malvado y pretendía invadir la tierra a la brava, o era un ser desesperado que sólo deseaba quedarse con lo más yermo y despoblado de Escocia y aportar a la humanidad sus conocimientos tecnológicos.
Lo que sí está claro es que en una peli de los cincuenta, el tipo que parece malo, es EL malo. Sorpresas las justas.
The Man of Planet X, EE.UU., 1951. Dirigida por Edgar Ulmer. Con Robert Clarke, Margaret Field, Raymond Bond, William Schallert y Roy Engel.
Otros títulos de este ciclo:
- Star Wars – Episodio III: La venganza de los Sith
- Ultimátum a la Tierra
- El hombre con rayos X en los ojos
- 20 Million Miles to Earth
- El tiempo en sus manos
- Blade Runner
- Sucesos en la IV fase
- Cohete K-1
Filmoteca de Zaragoza
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Xcar dice
La peli deja bien claro que el tío ése del planeta X es más malo que la quina. En la escena cumbre, hay una pelea que acaba cuando al marciano (exisiano, mejor dicho) le cierran la llave de paso de la escafandra. El prota le da por muerto y se las pira. Pero, momento después, el exisiano saca fuerzas de flaqueza (no estaba muerto, que estaba de parranda) y vuelve a abrir la llave del aire. Mientras recobra sus fuerzas, vemos como alza el puño y lo aprieta con fuerza. ¿Quién haría un gesto así en una peli, si no es más malo que un dolor???? Pues eso.
Iru dice
Eso de que lo deja bien claro, no es cierto. El extraterrestre se pega media película con los brazos abiertos y las palmas hacia arriba. Una señal muy amistosa a nivel, euuuhm ¡universal! Lo que ocurre es que el pobre ve que le están tomando el pelo. Que le pongan una careta en plan la duquesa de alba, vale; semejante cabezón, bien; que le endilguen una pistola que parece una aceitera, bueno, … ¡¡pero que encima le engañen con el destino de su especie!! Hasta ahí podíamos llegar. Y por eso jura venganza como Tronak, el Karbaro.
Burbuja dice
Para mi sorpresa he visto 4 de las películas que citais, y es que soy más «friqui» de lo que pensaba.
Mortadelón dice
Yo he visto 6 o 7. Y no perderse sucesos en la IV fase, dirigida por el insigne Saul Bass, el de los títulos de credito de Vértigo y muchas de Hitchcock, o el cabo del miedo por poner ejemplos. Una película muy muy curiosa, y no cuento más.
Mortadelón dice
Ah, y se me olvidaba. Recomiendo el hombre con rayos x, un clásico de Roger Corman. Im-presionante.