Hace tiempo, una amiga me volvió loca con su dichoso enigma de las puertas. Quería demostrarme por medio de combinaciones, permutaciones o no se qué gaitas el tongo de los concursos de abrir cajas. Me señaló tres puertas imaginarias y me dijo que detrás de cada podía haber: una vaca, una vajilla (que no me toque, que no me toque) o un millón de euros. El caso es que ella, matemática de pro, pretendía explicarme a mí, una iletrada aritmética, mediante intrincadas operaciones que siempre iba a llevarme el peor premio. Yo, por mi parte, intentaba decidirme por una de las tres puertas ficticias, rogando que no me tocase la vajilla (por dios). Tras muchas dudas, con la consiguiente exasperación mi amiga que decía que "sólo era una premisa, que no tenía que escoger nada y que atendiera a la explicación", elegí la puerta de la vaca. Y menudo alegrón. No sé quién puede pensar que una vaca es peor que una vajilla.
Qué jodidos son los "y si…" ¡Hay tantas opciones que siempre resulta dificil elegir! ¿Y si te equivocas?
Para muestra, una historieta de dos páginas del cómic El quiosco de la utopía, de José Carlos Fernandes (Devir). Un cómic a rebosar de realismo mágico e irrealidades poéticas.
Elisabetta dice
Mmmmm….¿estrenando el escáner nuevo???
Grandísimos tebeos los del Kiosko de la Utopía. ¡Y qué titulos mas fabulosos tienen! Hay una cosa que siempre me ha encantado de ellos: que vienen con la banda sonora.
¡Buen día!
El inane anónimo dice
Si nos lo hubiera sabido explicar coherentemente… Ni a peterstillman (si es que ese es su verdaderon nombre) le interesó, y eso que es de los que se entretiene con cualquier tontada de estas… Pero bueno, acabó haciendo el mosquito paraguayo, con su abanico. Bien está lo que bien (y pronto!!!) se acaba.
Xcar dice
¿Pero luego quién se folló a la vaca?
latro dice
¡Diso! Me encantan estos tebeos. Poesía pura.
peter stillman dice
es verdad! no me acordaba de que «yo estuve allí»… lo explicó con esa parte en la que la espalda pierde su nombre, y a pesar de ello casi queda un poquito claro… creo que en otra ocasión me lo explicaron (bien) y la cosa cogió sentido, y entonces se me olvidó, claro… un día os lo cuento.
un besito!
Iru dice
Elisabetta, los títulos, el dibujo, ¡¡todo!!
Inane, lo que pasa es que somos cerriles y no estábamos haciendo caso. Yo sólo pensaba en mi vaca. Lucera, iba a llamarla…
Xcar, mi vaca sigue virgen, esperando su príncipe azul.
Latro, ¡bienvenido majo! Y delirantes un rato largo…
Peter Stillman (si es que ése es tu verdadero nombre) ¡no cuente nada, señor!