No contenta con acecharme en los pasillos de la sección de perfumería del supermercado, Gwen extiende su vil garra sobre el sector textil. Sólo alguien tan perverso como ella podría ponerle a un minúsculo vestido de la talla 34, una etiqueta de mi talla, euh, digamos que algo superior. Pero poco. Y sólo alguien con nula capacidad espacial y tan optimista como yo pensaría que cabe dentro.
Una vida plagada de privaciones y apio ha pasado por delante de mis ojos mientras contemplaba mi reflejo michelinesco en el espejo. En fin, qué disgusto.
¡Buen día a todos!
XCAR dice
Como me molan tus tetazas pellejeras, Airu -con perdón-.
Bubbles, te me he adelantado JUAJUAJUA
Ike Janacek dice
Un día llega mi hermana, contentísima, con una bolsa llena de camisetas: —¡Mira lo que encontré! ¡baratísimas, entalladas y me quedan bien!
El jarro de agua fría llegó al fijarse bien en lo que ponían las etiquetas y el estampado de alguna que otra: «FAT BEAUTY»
Los chinos, Iru, que tienen un sentido del márketing muy particular.
Bernal dice
Reflejo michelinesco? tú??
Mira a ver ese espejo, que lo debes tener mal.
Un besico
Mar dice
Cómo me reconzco probándome algo rechulo (paso de de los resultados ante el espejo) con los CALCETINES TOBILLEROS!!!
Besitos
Chewi dice
Digamos que no es nada dificil reconocerse. Yo que hasta hace poco nunca me había fijado en la existencia las Gwenes. Ahora las odio. Están por todas partes.
Tienen en el corte inglés un detector de pobres que asigna una Gwen para que te haga el seguimiento, por muy arreglada que vayas?
Pumpy dice
Si es que esto de las tallas es todo un mundo. En mi armario hay tres pantalones exactamente iguales, tanto en color como en modelo como en tamaño, y cada uno de una talla diferente. Así que ahora cuando voy a comprar no miro jamás el numerito maldito, agarro la ropa, la despliego y pienso: ¿me cabe el culo aquí?, y si la respuesta es afirmativa me lo pruebo, y si me lo compro, nada mas llegar a casa, y sin mirar (porque si miro o me deprimo o estoy insoportable tres días pensando que he adelgazado 12 kilos), corto la maldita etiqueta y guardo la prenda en cuestión.
Si es que, o bien por activa o bien por pasiva, todas tenemos nuestra guerra particular en las tiendas de ropa. Yo ayer mismamente intentando encontrar ropa aburrida para una reunión casi me muero de asco en los Zara y los Mango, rodeada de Gwens, y todo para al final no comprar nada. Aunque ví algo con opciones, pero no me caben las tetas ni de coña, jejeje.
Al final, tendré que estudiar corte y confección.
Burbuja dice
Yo estoy atravesando una época de total optimismo porque me parece que todo me queda bien. Ni siquiera me deprime saber que existe la talla 32 y que no es infantil.
Xcar, eres el más rápido del oeste.
Iru dice
Xcar, jajajajaja. ¿Gracias?
Ike, me preocupa más qué le dirías tú. Yo no he visto nunca a un chino gordo, así que igual en su cultura las redondeces son «lo más». ¡Que los hermanos están para animar, hombreyá!
Berni, era o eso o dejar de respirar. En una talla 34 no hay más opción (para mí).
Mar, jajajajaa, creía que nadie se iba a dar cuenta 😀
Chewi, pero ¿a ti qué te van a perseguir, con lo ejecutiva agresiva que vas? Como no sea para ligar contigo… Un besico guapetona.
Pum, lo de las tallas es un cachondeo. Una amiga mía aprendió a coserse su ropa y cosas bien majas que hace. A ver si se estira y me hace algo a mí 😉
Burbu, es que el gimnasio mágino está dando sus frutos 🙂