Esta mañana he sentido una extraña morriña al pisar de nuevo mi vieja Facultad de Derecho. Jamás hubiera pensado que fuera a ocurrirme algo así. Primer día de clase, gente desubicada por doquier, olor a café, murmullos reverberando en las paredes… Me he visto a mí misma la primera vez que llegué, insegura, como ahora, porque hay cosas que no cambian, las uñas pintadas de negro, botines de bruja, murciélago al cuello, mitones de lana, con el calor que daban, y mi eterna bolsa de chucherías. Qué cuadro. Y qué nostalgia.
¡Buen día a todos!