Una vez leí un libro de horóscopos en el que prácticamente aseguraban que los géminis éramos la semilla de satán. Los acuario, sin embargo, eran la leche. No veáis cómo se reía la acuario que me lo regaló. Decían que los géminis somos, entre otras cosas, muy indecisos. Yo, además de indecisa, tengo muchas de las virtudes que señalaba el libro. Y encima, no me aclaro.
Andaba ayer haciendo pruebas con el photoshop para colorear las páginas del nuevo Malavida, que como siempre entregaré la última. Como son las primeras páginas que entrego a todo color no tenía, ni tengo, muy claro cómo hacerlo. Quería, ¡ilusa de mí!, emular a Clowes o a Carlos Vermut. Había preparado en el archivo varias capas, a saber: una la mar de colorida, otra con tonos más apagados y otra que parecía un entierro de tercera. Pedí consejo a unos compañeros y les mostré alternativamente cada amago de color:
-¿Con cuál os quedaríais?
– A ver, vuelve a poner la tercera. – A ver ahora la otra. -A ver otra vez la segunda.
Aunque en el puñetero libro de los horóscopos explicaban que «afortunadamente los géminis son habilidosos», no es mi caso; así que tanto mostrar-ocultar capa terminé sobreponiendo todos los colores y el resultado fue… inesperado.
-¡Ése! – exclamaron mis compañeros señalando el nuevo coloreado.
-¡Pero si esto es un error!
-¡Pues el error es el que mejor queda!
Hay que joderse. El error.
¿Me echáis un cable? ¿Con cuál os quedaríais? ¿Con la que estaba haciendo adrede (izquierda) o con el error (derecha)? Dejando de un lado, claro está, mis limitaciones de aficionada, las perspectivas imposibles, ese dinamismo tan, eh, dinámico…
¡Buen día a todos y gracias!