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En Blanco

Malavida

Malavida número 1

12 febrero, 2010 By Ana S. Palacín

No hay mejor motivo para  intentar retomar este espacio que anunciar que, gracias a XCar que está en plan arqueólogo malavidero, ya se puede leer online el número 1 de Malavida. Así empezó todo: los cómics, los amigotes, las borracheras, los viajes, los salones… Y además con un tema que está de plena actualidad, la cola del paro, donde vamos a acabar todos a este paso.  Los dibujantes: el incombustible XCar cuando aún firmaba con Car 99 (nombre que tenía los días contados), MJWander con su segunda historieta del Matarratas (la primera permanece inédita y a buen recaudo), Santi Jurado y Miguel Ángel Monreal. Yo aún no los conocía y por eso todavía leía las etiquetas del champú en el váter…

¡Buen día a todos!

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La escarcha sobre los hombros, el tebeo

8 septiembre, 2008 By Ana S. Palacín

Antes leer el fabuloso libro de Lorenzo Mediano, «La escarcha sobre los hombros», las únicas referencias que tenía sobre la vida en Aragón durante los años treinta, eran por parte de mi abuela. Ella me contaba cómo era la vida en el campo, los odios viscerales que nacían entre las familias, cómo los pobres se «eslomaban» trabajando de sol a sol para los ricos del pueblo, cómo se pactaban los matrimonios y un sinfín de situaciones que no podríamos ni imaginar en los tiempos actuales. Mi abuela era de familia pobre por lo que nadie que no la quisiera la pretendió. Se casó por amor con un ferroviario, pobre igualmente, tan guapo como sordo. Que pienso yo que ya podríamos haber heredado todo de aquel hombre y no sólo la dureza de oído. Tan sordo era aquel ferroviario que un tren se lo llevó por delante a los cuatro años de casarse con mi abuela, quien llegado ese momento emigró con su hija, mi madre, como tantos otros a buscar fortuna en Zaragoza.

El libro de Lorenzo me enganchó de principio a fin y me confirmó aquel Aragón rudo que mi abuela suavizaba en sus narraciones, tal vez para no impresionar a la mocosa que era yo entonces. Tras varias lecturas de la novela a diferentes niveles para adaptarla al cómic y mientras me documentaba para no meter la pata escandalosamente (qué bochorno cuando Lorenzo observó que había llamado «zapatos» a las «albarcas»), conocí el sistema de casas, ahondé en el derecho aragonés que en la carrera había estudiado de pasada, supe de la importancia que se otorgaba a la propiedad por encima de muchos derechos que consideramos fundamentales, y de cómo las rencillas entre pueblos se llevaban hasta las últimas consecuencias. Ha sido enriquecedor en muchos sentidos haber realizado la adaptación de esta novela al cómic.

Si la lectura de «La escarcha sobre los hombros» no deja a nadie indiferente, la maestría de Moratha a los lápices tampoco. Creo que Lorenzo siempre quiso que fuera Moratha quien llevara su novela al cómic. Y no pudo elegir mejor. Moratha ha sabido imprimir a sus dibujos la dureza y el desarraigo de aquellos tiempos amargos en los que la tierra y las bestias valían mas que un humilde pastor, pero también ha querido dejar abierta la puerta a la esperanza. Sus personajes, entre desventura y desventura, aún tienen fuerzas para sonreír y soñar esperanzados con un futuro mejor. El resultado de tantos meses de trabajo ha sido espectacular y todas las buenas palabras y cumplidos para el artista, merecidos.

Una pequeña reseña anterior, aquí.

Unas páginas escogidas al azar:

Las portadas:

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El Ríchal, soltero y metalero: ¡siente el poder del metal!

4 agosto, 2008 By Ana S. Palacín

– Señora, su hijo no está fuerte… ¡¡lo que está es gordo como una nutria el cabrón!! – dijo XCar a una mujer que no sabía qué talla de camiseta comprar a su hijo allí presente.

Silencio sepulcral. Mi primera feria con Malavida. Vale, el chaval estaba como un trueno. Menudo papelón. ¿Se pondría hecha una furia la señora? ¿Nos arrearía con el bolso? ¿Se marcharían indignados pegando voces?

Al final ocurrió todo lo contrario. La mujer y su hijo, muertos de risa, compraron la camiseta y no sé cuántas cosas más.

-Qué gracioso es este chico -decía la señora refiriéndose a XCar

Y tenía razón. En todas las ferias XCar increpa a la gente con sus chistes idiotas, les hace una gracia tremenda y vende el que más. Chistes que si intentáramos hacer los demás, nos tirarían al pilón a la primera de cambio («eh, gordo cabrón») o nos arrearían un guantazo («la tienes chiquitica como un cacahuete») o nos mirarían como diciendo «y tu puta madre también». Pero a él no le pasa. Bueno, miento, una vez le pasó con un calvo. Pero es que con los alopécicos hay que tener cuidado, porque algunos se creen que aún gastan pelazo y ¡cómo para llevarles la contraria!

En papel XCar es igual de gracioso o incluso más (que no hay que aguantarle borracho berreando en el stand) que en persona, así que su primer álbum «El Ríchal, soltero y metalero» gustó cantidad y se vendió (y se sigue vendiendo) como churros.

El Ríchal, soltero y metaleroTal es así que nuestro ocurrente monigotero ha sacado hace bien poco la segunda parte, «El Ríchal, soltero y metalero: ¡siente el poder del metal!». Por supuesto, con su inconfundible estilo DOGMA. Sin guión, sin lápices previos, a pelo con rotulador, una birraca en la mano y dos docenas fresquicas en la nevera. El Ríchal, con más moral que el Alcoyano, tratará de triunfar por todos los medios en el tortuoso mundo del rock: se rapa el cogote en plan jevi viejuno, vende su alma al demonio, intenta ser el rockero más duro matando en el escenario a un pollo de goma relleno de tallarines con tomate. Una cosa tremenda… Pero, como siempre las cosas no le salen demasiado bien. Tampoco demasiado mal, para lo que podría ser… En esta segunda parte descubrimos el origen del gran trauma del Ríchal (chan chan), conoceremos a un antiguo amor, la Loli, una jevarras melenuda un poco… euuuh, liberada, y veremos desfilar por las páginas del tebeo un montón de estrellas del rock a las que, como soy una iletrada, me veo incapaz de enumerar.

El color, inconfundible y maravilloso, vuelve a ser cosa de Encarna Revuelta. Coloricos más luminosos que los del álbum anterior, para unas historietass mucho más divertidas.

En definitiva, uno de esos cómics de los que hablábamos el otro día, que pueden gustar a todo el mundo y a un precio de risa. Un tebeo tan imprescindible como, ejem, ahora que no me oye, para mí el propio autor.

¡Buen día a todos!

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Nominados

15 noviembre, 2007 By Ana S. Palacín

Malavida en Expocómic¡Menudo sorpresón! ¡Malavida nominado a mejor fanzine en la Expocómic de Madrid!

Guardo malos y buenos recuerdos del salón de cómic madrileño. Malos como el calor asfixiante de la carpa donde estaba ubicado antes y el sudor evaporado de los que estábamos dentro de semejante invernadero cayendo nuevamente sobre nosotros. Un poco repugnante. O el desagradable incidente de los tebeos mojados aquel año que llovió a mares y me pilló echando una mano en un stand. El ambiente, como visitante ocasional, tampoco es, por decirlo vulgarmente, de mi palo. Estoy acostumbrada estar al otro lado del stand, a increpar a los visitantes, al cubo de hielo con birras menguantes, a las ferias de pueblos donde la gente bromea y te recuerda al año siguiente, a las gañanadas y a, como aquel mozo dijo en el blog de Mortadelón, «dar un espectáculo lamentable» allá donde vamos. Es así. Sin embargo, en Expocómic también he pasado muy buenos ratos con la gente de las news de cómics comiendo o sin comer en el polémico restaurante mejicano. En Expocómic también compré alborozada mi primer tebeo de la Editorial Cornoque, el único que se vendió en el salón aquel año. De esto hace tanto tiempo que todavía tiraba los malavidas a la basura después de leerlos (en el váter) y aún no conocía a los que ahora son mis amigos.

Estamos muy contentos y sorprendidos porque como fanzine nunca hemos ido a Expocómic (como dice XCar en el blog de Malavida). Podéis ver a los finalistas de las diferentes categorías y votar aquí.
¡Muchísimas gracias y buen día a todos!

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Qué fantástica fantástica esta fiesta…

10 julio, 2007 By Ana S. Palacín

Cuando aquel vejete tan gracioso comenzó a cantar «llegóooo borrrrrasho el borrrrrassssho» supimos que iba a ser una gran fiesta, porque la mitad de los malavideros ya venían servidos, bien servidos, de casa.

No sabemos cuanta gente acudió finalmente a la fiesta de presentación del Malavida 15, pero acabamos con la birra, el papeo y hubo momentos de agobio tales que no se podía entrar al bar. Y es que lo de beber de gorra tira mucho. Como no somos muy duchos en materia de presentaciones, dejamos los malavidas amontonados sobre la barra, sírvase usted mismo, y nos pusimos a churrar. Sin discursos. Ni que fuésemos aquel conseller.

Como presentábamos (o lo que fuese) el Malavida 15: especial Mejico Lindo, nos pertrechamos con sombreros mejicanos y mostacho. Los mostachos, que picaban como demonios, daban calor y nos hacían tener una mueca boqueante de moñacas hinchables, no duraron demasiado. Llevar sombrero mejicano, aparte de achirrarar la sesera más fresca, precisa de una destreza que ningún malavidero borracho tiene. Más de uno deseó que el especial de Malavida hubiera sido de Trajes de Lycra Marcones, que aparte de descubrir nuestras espectaculares figuras (la fisionomía malavidera es muy característica), les hubiesen librado de los gorrazos que íbamos arreando a diestro y siniestro en esa reunión de misterbeans y pepeviyuelas mejicanos.

Esperamos que los que vinistéis lo pasárais tan bien como nosotros. Muchas gracias por emborracharos con nosotros, por aguantar los sombrerazos, por los bailes, por los ánimos y los abrazos. A los que no pudisteis acudir os echamos en falta y de la próxima no os escapáis.

Y todos vosotros sabed también que nunca NUNCA haremos un malavida especial Trajes de Lycra Marcones.

Una vez en casa, mientras trataba de quitarme la camiseta –que no sale, coño, que no sale– y daba tumbos, con aquella enrollada en la cabeza y los brazos inmovilizados en alto, golpeándome contra las puertas, me di cuenta de que aún llevaba el sombrero puesto. Toda una linamorgan mejicana.

¡Buen día a todos!

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Fiesta Malavida

4 julio, 2007 By Ana S. Palacín

Este sábado 7 de Julio, para los alérgicos a los bóvidos que se pierdan los sanfermines o las fiestas del torico de Teruel, celebramos una fiesta malavidera en pleno centro de Zaragoza. Habrá birras, papeo variado (tortilla, ganchitos y alta cocina en general) y tebeicos gratis. Eso sí, el que quiera cocacolas, como diría el gran caricaturista Javi Metal con esa voz de cazalla que gasta, que se las pague. El santo y seña para beber y zampar de gorra es: Conozco a Marcos J. Wander. Si no lo conocéis, tranquilos, que también bebéis de gratis.
¡Allí os esperamos a todos! ¡Cuántos más seamos, mejor lo pasaremos!

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¿Publicar y listo?

21 mayo, 2007 By Ana S. Palacín

-Oye, que tus compañeros dicen – me pidió un mozo con rastas, durante la V Muestra del Cómic de Zaragoza – que me cuentes cómo publicar un cómic en alguna editorial. Pero de las grandes, eh, que para las pequeñas siempre hay tiempo.

Serán mamones, pensé para mis adentros. Entre otras cosas porque si supiera cómo hacerlo, de qué iba a estar desgañitándome medio borracha en el stand de Malavida.

-Si lo tienes hecho ya… el cómic, digo, – respondí mirando de soslayo a los malavideros – tendrás que pasearlo por las editoriales a ver si hay suerte y pica alguna.

-Es que aún no lo he hecho – replicó muy digno – No me voy a poner con el cómic sin que me lo haya comprado ninguna editorial, ¿no? ¡Sería de tontos! ¡Pero tengo una idea buenísima!

Buff.

-Entonces lleva alguna muestra de tu trabajo a las editoriales, vende tu idea y sobre todo, sé muy pesado – obvié la parte de que visto lo visto no le resultaría demasiado difícil.

-¿Es imprescindible llevar muestras? Es que me da nosequé ponerme a dibujar para nada…

-¡¿Pero tú has hecho algún cómic?!

-Bueno, más o menos. Cómic-cómic como tal, no. Pero una vez dibujé una página para un trabajo de la escuela de artes y al profesor le gustó mucho, eh.

-Ya, oye, enkibilal ¿y por qué no pruebas a publicar en algún fanzine antes de lanzarte al mundo editorial?

-¿Un fanzine como el vuestro?

-Sí, algo así.

-Vale, pues os doy el cómic, vosotros lo publicáis ¿y listo?

Si hace diez años, algún dibujante más experimentado hubiera advertido a los promotores de Malavida de que un fanzine no consistía únicamente en dibujar unas páginas de cómic, tal vez Malavida no hubiera pasado de ser una idea ilusionante, fugaz y desechada en pos de alguna actividad más productiva. Afortunadamente no hubo tal aviso.

Los primeros números de Malavida eran modestas fotocopias grapadas que se endosaban a los amiguetes por veinte duros para financiar su coste. Estas deslucidas fotocopias han dado paso, con los años, a una revista cuatrimestral (a veces), a todo color, independiente, financiada por completo con publicidad de más de cincuenta bares y comercios, y distribuida gratuitamente en Zaragoza.

Nuestro objetivo principal es fomentar la lectura de tebeos entre personas no aficionadas al medio, con historietas sencillas, divertidas, de humor grueso y aptas para casi todos los públicos.

Al igual que el chaval del principio, pero con menos ínfulas, yo también pensaba que hacer un fanzine era tan sencillo como dibujar un par de páginas. Y listo.

Cuando los miembros de Malavida me propusieron colaborar en la revista, creí haber tocado el cielo de los dibujantes de cómic underground. Para mi sorpresa, resultó que no había una cuadrilla de abnegados enanitos maquetando la revista por las noches, ni buscando anunciantes de puerta en puerta, ni negociando precios de impresión, y mucho menos repartiendo los 5000 ejemplares de cada tirada entre los distintos comercios colaboradores. No me imaginaba a nadie haciendo esas cosas y menos ¡vengahombre! a mí misma.

De buenas a primeras, me encontré pateando mi barrio, con una lista de posibles anunciantes a quienes convencer, entre tartamudeos, de que pusieran publicidad en el fanzine. Por no hablar de los tediosos viajes con el carrito de la compra, cargado hasta los topes, para repartir los tebeos entre los comercios y, a su vez, ¡horror! cobrar el dinero de la dichosa publicidad.

–S-s-s-son tantos e-e-e-euros, por la p-p-p-publicidad- pedía avergonzada. Cada bar o tienda que no conseguía cobrar, porque les venía mal, porque no estaba el dueño, porque no me conocían y preferían pagar a otro malavidero, era una decepción que me hacía pensar que el cielo de los dibujantes underground era en realidad el infierno de las chicas tímidas y apocadas como yo.

Y aunque la primera vez es la peor, aún sigo refunfuñando al arrastrar el carrito por enésima vez consecutiva, o sonrojándome al pedir el dinero de la publicidad. Porque hacer un fanzine es un coñazo. Pero cuando la frutera te cuenta que su hijo de nueve años lee el Malavida, un chavalico le pide una firma a XCar en el Carrefour, o a Bernal le asalta un fans en las fiestas de un pueblo, piensas que es un coñazo que merece la pena, suspiras, y sigues tirando del carrito.
¡Buen día a todos!

(Este texto verá la luz algún día en la revista Tebeos en palabras, pero aprovechando la ominosa inmimencia del nuevo Malavida, lo pongo aquí también)

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El Ríchal, soltero, metalero y pichafloja

10 abril, 2007 By Ana S. Palacín

Ya tenemos en nuestras manos el nuevo álbum de Malavida: “El Ríchal, soltero y metalero”, realizado a pachas por XCAR (guión y monigotes) y REVUELTA (coloricos). El Ríchal es la historia de un hombre que no existe… y blablablablabla.

XCar es un tipejo temible con un boli en la mano. Digo temible porque nos ha retratado sin piedad docenas de veces en manteles, servilletas y papeles murriosos: el Líder y su diente, el mal humor de Bernal, la omnivisión del Chefo, mis orejas (¿qué cojones les pasa a mis orejas?)… Que es un cabrón el tío, vaya.


(Este dibujo es del día que nos conocimos y aún no me había encontrado parecido con los moñacos de Carlos Giménez)

Pero es un cabrón que dibuja bien, domina el trazo, las expresiones y además es muy gracioso. Por una vez no ha utilizado su talento para hacer el mal sino para dibujar un álbum completo. De risa y de rockeros. Entre borrachera y borrachera nos contaba la idea de hacer un cómic dogma. – Si lo hace el Triers -decía – ¿por qué no yo?

Así, comenzó a dibujar sin guión, sin lápices previos, en folios normales, con un rotulador edding en la mano, una birra en la otra y con Barón Rojo a todo trapo. Y de ahí a que El Richal, soltero y metalero tomase forma, era cuestión de tiempo.

El resultado, como veréis en las páginas que voy a colgar luego, es espectacular.

Si lo hubiera hecho yo, el cómic dogma, me hubiera salido el burruño más grande jamás visto. Para muestra, una acuarela dogma perpetrada ayer por mí, mientras escuchaba folk americano y comía unos crispis. No es lo mismo, ¿verdad?

El Ríchal es un rockero de los de antes pero en ahora; un perdedor entrañable que intenta no salirse de la senda del roz, mientras se gana las lentejas como puede, se folla a una gafapasta, luce las botas del Simmons, o visita cementerios buscando inspiración. Todo esto contado con mucho humor.

Y encima salgo en portada. La Iru sale en portada. Y con tetazas. No puedo hablar mal de un cómic en el que salgo con tetazas en la portada. Lástima que la breve historia de amor entre la gafapasta y el rockero no tenga un final feliz, pero a veces las cosas son así de divertidas.

Por el edding, las birras, o la conjunción de ambas cosas, a Xcar le ha salido un tebeo inspirado, entretenido y gráficamente muy logrado, que no tiene nada que envidiar a los cómics de otros laureados dibujantes underground. Y si encima es Encarna Revuelta quien pone el color, el resultado es redondo.
Y por 6 euros de mierda, ¿quién no va a disfrutar de las desventuras de El Ríchal, soltero y metalero? Con Malavida de regalo.

¡Buen día a todos!

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Malavida on the road

19 marzo, 2007 By Ana S. Palacín

Como ya os adelantaba hace unas semanas, ha comenzado nuestro periplo por once localidades zaragozanas donde llevaremos la exposición del Tebeo aragonés e impartiremos talleres de cómic para niños.

El sábado, Bernal y yo acudimos a Mallén a impartir el primer taller. En poquito rato, los chavales aprendieron a dibujar caras, expresiones y cuerpos en movimiento. Terminamos dibujando un cómic en cuatro viñetas. Les propusimos crear una historieta simple con un par de personajes. Enseguida nos dimos cuenta de que eran muy futboleros. Demasiado para mí. –¡Ronaldiñooo! -gritaba uno. –¡Noooooo, Ronaldoooo! -decía otro. Menos mal que Bernal, aparte de meterse a los críos en el bolsillo, sabe de fútbol porque a mí me sacas del Beckham y del dentón de las natillas y me pierdo. –¡Baptistaaa! -proponía otro. Virgensanta, quién será ése. –¡Bisbaaaal! -decían las niñas.

No somos tan buenos historietistas para mezclar en cuatro viñetas a Ronaldo, a Bisbal y a Paulina Rubio, como pedían otros, los más listos. Al final el protagonista terminó siendo Ronaldo que entraba muy delgado a una pizzería y salía tremendamente gordo. –No haberse ido al Milán -dijo uno de los niños. Ahí es nada.

Se nos pasaron las dos horas volando y cuando terminamos, los críos nos preguntaron que cuándo volveríamos. Esperamos regresar el año que viene, eso sí, con la lista de futbolistas bien aprendida. De recuerdo nos dieron una taza de plástico para guardar lápices que la bibliotecaria de Mallén había customizado para la ocasión.

Cuando regresamos a Zaragoza, el apuesto (al loro, chicas) Dionisio me guardaba una sorpresa encontrada en un rastro de yonquis: la figura de un trasnochado visitador médico convertido en el apolillado Don Chechu por la magia del tipex y el rotulador. ¿A que mola?

¡Buen día a todos!

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La escarcha sobre los hombros

9 marzo, 2007 By Ana S. Palacín

Llevo unos días soñando con ovejas. No con simpáticas ovejitas de las que cuentas para dormirte, sino de las petardas a las que hay que perseguir con una vara. Con lo que cansa.

La culpa es de Moratha , que hace unos meses me ofreció colaborar con él en la adaptación al cómic de la novela La escarcha sobre los hombros (Ed. Zócalo/Onagro), de Lorenzo Mediano, un bestseller aragonés. Como Lorenzo lea lo de bestseller, igual me encorre, pero lo cierto es que tengo la octava edición del libro, y a saber por cual irán ahora.

La escarcha sobre los hombros cuenta una historia de amor en un pueblo altoaragonés en los años treinta. Retrata fielmente la dureza del tradicional sistema de casas(*), la preminencia del derecho de propiedad sobre bienes y personas, el férreo sometimiento al marco social impuesto y la hosca naturaleza de los montañeses. Es un relato denso, a ratos algo amargo, contado en primera persona por un maestro rural, testigo de los trágicos sucesos ocurridos en Biescas de Obago.

La lectura de la novela no deja indiferente a pesar de ser una historia de amor, como hay cientos. El autor presenta una sociedad rural aragonesa, autárquica y brutal, no tan lejana en el tiempo como nos gustaría, en la que el libre albedrío, la justicia o la igualdad son impensables y las personas valen poco o nada más allá de su casa de nacimiento.

Como decía al principio, Moratha me ofreció colaborar en la adaptación del guión y acepté encantada. Me ha llevado más tiempo del hubiera querido y del que le hubiese gustado a Moratha, que estaba deseando empezar con el dibujo y me metía prisa día sí y día también. Esta semana, comentando la adaptación, me di cuenta de cómo visualizaba Moratha cada escena, y creo que con ese talentazo que gasta dibujando, va a quedar un cómic genial.

Por mi parte, con el trabajo terminado, espero dejar de soñar con las dichosas ovejas… Hoy me ha tocado pastorear un rebaño ¡en la isla de Perdidos! Y qué mal se me da, coño. Otra profesión que tacho de la lista.
¡Buen día a todos!

(*)Las personas en el Alto Aragón era conocidas, no por el apellido, sino por el nombre de la casa a la que pertenecían. En las casas vivían los amos, los familiares, los criados, etc. La casa la heredaba el primogénito o primogénita, en orden a preservar la integridad del patrimonio, aunque casi siempre pasaba al primogénito varón. El resto de hermanos tenían que buscarse el sustento fuera de la casa, o bien convertirse en tiones y trabajar para la casa sin derecho a casarse ni tener familia. Este sistema (evolucionado) aún pervive en algunos núcleos de comarcas pirenaicas.

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