Ya conté una vez cómo mentí diciendo que me gustaba mucho la obra de Robert Crumb, de quién no había oído hablar nunca y prácticamente convertí en mi padre, para impresionar a un tendero de tebeos. Que ya son ganas. Alguno pensará que tampoco hay que hacer mucho para impresionar a un tendero. Pues es verdad. Acto seguido, como lo único que conocía de Robert Crumb era su nombre y lo de «anda, Robert, como Robert Redford» no impresiona demasiado, me leí alguno de sus tebeos. ¡Menudo cabrón el tal Crumb! Ahí estaba, un tirillas gafotas, un mediamierda, con un talentazo inmenso. No soy objetiva. Todo lo que hace me gusta. Hasta cuando toca la bandurria con sus Cheap Suit Serenaders o Les primitifs du futur.
El amigo Rubén, de Little Nemo´s Kat, que aparte de un tipo bastante guapo es Doctor en tebeos, escribe unos artículos la mar de inspirados y amenos con un estilo envidiable. Todo un profesional, el tío. En esta ocasión se ha atrevido con Robert Crumb en una serie de estupendos artículos donde habla de su jipismo, su fantochismo y, cómo no, de su ombliguismo. Me han gustado tanto que no puedo sino recomendar su lectura.