Penúltima semana de concurso en Who wants to be a superhero? Programa dramático y decepcionante para muchos. ¡Maldito seas Stan! Así escales el Annapurna y se te congele el glande. ¿Que mi mala leche os parece excesiva? Ya veréis, ya… Pero no adelantemos acontencimientos.
Amanece un nuevo día en la mansión superheroica. Los aspirantes a superhéroe desempeñan con su poca gracia habitual las tareas del hogar.
Gordarella recuerda que esto una competición y que quiere ganar. Siempre igual, la tía
Frikiback dice que esto es la cosa más importante que ha hecho en su vida. «Para mí significa más que nada ser el nuevo superhéroe de Stan Lee. Tengo que ganar como sea, es la combinación de todo por lo que he luchado en mi vida».
El Teniente Vicente confiesa que al meterse en esta historia pensaba en su hija que vive en Seattle y que no forma parte de su vida. «Si gano esta competición puedo demostrarle de una vez que soy un héroe, ¿y qué puede haber mejor que eso?»
Nueve de cada diez nutricionistas opinan que la mayor causa de indigestión de aguacates es la explicación matutina de pruebas superheroicas. Stan no perdona ni un desayuno. Les explica que van a realizar una de las pruebas más difíciles del concurso. Para este hombre, ¡TODAS son la prueba mas difícil! Cómo se nota que las perpetra su malvada cabecita. «Os han examinado de valor, lealtad, ingenuidad, pero ahora tengo un test distinto. Un superhéroe debe de ser capaz de inspirar a la gente y eso es más difícil de lo que podéis imaginar. Creéis que lo de los perros era acojonante, pero eso no es nada. Os váis a enfrentar a los jueces más duros de todos… LOS NIÑOS».
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